2 may 2005

12c-05. PICO ROBIÑERA. 2-5-2005.

Cara Sur de Robiñera desde el Collado de Pietramula.

Aparcamiento de Pietramula. Collado de las Puertas y Cara Sur. Descenso a los ibones de la Larry, Sobreestiboo de la Estiba y Tozal de las Coronetas.

02-05-2005.

Salida 08 h. Llegada 15 h.

Mixto.

Bastante fácil.

Ascensión.

 Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Robiñera procedente de Prames. Vía en amarillo.
Volvemos a pasar el túnel de Bielsa y nos llegamos, carretera abajo hasta el desvío a Chisagües: vamos a remontar el Valle del Río Real.

La carretera es estrecha  y vuelta a vuelta asciende fuertemente hasta que pasados 3’5 kilómetros la cambiamos por una pista que sigue valle adentro dejando por debajo al pueblo de Chisagües.

La pista es bastante llana, se encuentra en excelentes condiciones que se están mejorando todavía y tras 6’5 kilómetros en dirección noroeste nos deposita en el aparcamiento junto a la gran vuelta. Estamos a 1900 metros de altitud. Son las ocho de la tarde y estamos solos.

 Recordamos la continuación de la pista, el inicio del camino hacia Robiñera y el puente que permite cruzar el barranco para llegar al próximo Collado de Pietramula mientras vamos montando la tienda junto al coche en el herboso aparcamiento.

La tarde está un tanto nublada y es algo más fresca que la del día anterior pero sigue siendo buena.

Al reducido abrigo de la derruida caseta del aparcamiento Cenamos tranquilamente y sobre las nueve y media nos empiltramos llanamente dispuestos a aprovechar la noche. El día se ha saldado con 1500 metros de desnivel bajados y 1200 subidos, todo ello con peso, lo que supone en estos momentos un esfuerzo considerable para nosotros.

Llovizna en varias ocasiones al final de la noche, lo que no aporta buenos presagios y es por ello por lo que, sin prisas, a las ocho menos cuarto nos levantamos para desayunar y ver qué pasa, ya que el cielo está medio nublado en este lunes 2 de Mayo.

Mientras Rosa prepara el desayuno recojo la tienda, no vaya a ser que se moje, ahora que está seca, pues amenaza bastante por el oeste.

Collado de Pietramula y Tozal de las Coronetas.

Llegan al aparcamiento tres coches. Les pregunto por el tiempo, me dicen que a medias y sin más, aprovechando que clarea un poco nos vamos rápidamente para arriba.


Barranco del Clot de los Gabachos.

Son las ocho y media cuando partimos en dirección noroeste por el camino que sale en la misma vuelta y se adentra en la pradera alpina por la orilla izquierda del barranco y en dirección oeste para atravesar enseguida el Barranco de los Gabachos y continuar próximos al Barranco de Sobrestivo.

El camino gira al norte e inicia el tránsito por un lomo herboso en el que serpentea. Nosotros subimos de frente con cuidado de no perder el camino ya que lo recordamos a medias y los que salían tras nosotros se han quedado bastante y no nos pueden servir de guías.

Cara Sur de Robiñera desde  cerca del Collado de las Puertas.

Nos orienta la cara sur del pico al que vamos y comenzamos a recordar: hay que ir a media ladera al encuentro del Collado de las Puertas que queda un tanto al noroeste pero no hay que llegar. El pitón sudoeste del pico nos guía.

Transitamos junto a algún nevero, vamos ganando altura a media ladera un tanto descompuesta y nos aproximamos al Collado de las Puertas unos metros por encima del barranco.

Hay que perder una veintena de metros para atravesar el Barranco de los Gabachos e iniciar un corto ascenso hacia una silla bajo la arista sur del pico. Cuando estamos en el fondo del barranco nos alcanza una pequeña granizada de la que pretendemos librarnos poniéndonos los anoraks.

Al este del Collado de las Puertas.

Son las diez menos veinte, estamos a 2535 metros de altitud. La granizada no dura gran cosa ni es en modo alguno consistente pero con ella alcanzamos los primeros neveros de la cara sur que hay que atravesar a media ladera.

Hay huella que va a facilitar el tajo y con ella atravesamos los neveros que nos centran un poco en la pared.

            Nos quitamos los anoraks y ya sobre roca bastante consistente, de la poca que hay, continuamos el ascenso con cuidado ya que la pared está algo inclinada, húmeda, llena de materiales sueltos y las presas son generalmente pequeñas.

            El pasaje dura poco pues lo liquidamos yéndonos al centro, lugar por el que parecen transitar trazas de camino en una auténtica escombrera metamórfica, por la que hay que ir buscando continuamente los materiales más gruesos y más firmes, además de ir sorteando pequeñas manchas de nieve.

            Ganamos altura a buen ritmo mientras comprobamos que las nieblas han copado la parte superior de la pared y están jugando con el ascensor.

            Aparece allá abajo el grupo que va detrás cuando nosotros nos introducimos en la niebla que nos recibe, casi de inmediato, con una segunda granizada  algo más consistente y más larga. Pero estamos tan arriba...

            La ladera no ofrece ningún abrigo y hemos de proseguir en busca del corredor que apunta directamente a la cima. Deja de granizar un rato después y enseguida alcanzamos el corredor que se supera con una sencilla trepada en medio de la ventolera que nos azota impía aquí arriba.

            Salimos del corredor y nos enfrascamos en una pelea con el viento a la vez que tratamos de progresar por la fina arista somital del pico que está nevada.

Nieblas en la Cima de Robiñera.

            En la horizontal arista, pasamos un primer tramo y nos envuelve la niebla completamente. Dejamos de ver lo poco que veíamos. Atravesamos un segundo tramo y todavía un tercero hasta alcanzar la pequeña depresión que conduce al tramo más norte del pico. La huella es buena, la arista no tiene nada de complicada, el viento es fuertemente racheado y no vemos “tres en un burro.” Por tanto, tocamos chufa y sin más nos damos la vuelta sobre nuestro pasos con ganas de salir del vendaval de la arista y meternos en la pared unos metros para abajo  como método para salir también de la niebla.

            Ni siquiera miro el altímetro, me fío de los 3005 metros que señala el mapa y recuerdo que la vez anterior que estuvimos en el Robiñera, en el 96, hizo muy buen tiempo.

Pasada la arista y nada más descender el corredor, al abrigo del viento, paramos a echar un bocado: unos dulces y un trago de agua. La arista se ha puesto peleona y a Rosa se le enfrían las manos con los guantes mojados. Se pone otros secos y nos vamos para abajo despendolados. Enseguida salimos de la niebla y tomando todas las pedreras que salen a nuestro paso, nos metemos a media pared en un momento.

Comodoto con las Tucas de fondo.

Sube el grupo, un tanto diezmado pues ha habido abandonos. Charlamos un poco con ellos y continuamos para abajo en busca de los neveros que atravesaremos por idéntico lugar. Luego, en la silla bajo el pitón  de la arista sur, habla mi señora con nuestra hija Biola pues hay cobertura. Solamente nos faltaba el móvil en el monte.

Peña del Hombre desde la Cubeta de La Larry.

Seguidamente nos orientamos al norte alcanzamos el nevado lecho del barranco que nos conduce, casi de llano, al Collado de las puertas y nos permite introducirnos de llano en la Cubeta Lacustre de La Larry o del Tormacal.

Paredones de la Oeste de Robiñera.

No es el mejor momento para ibones puesto que no ha comenzado prácticamente el deshielo todavía, pero teníamos ganas de volver por aquí. El 87 queda ya algo lejos.

Almorzando en el Inferior de la Larry.

Transitamos unos metros por la orilla este del ibón más bajo y en una enorme piedra que está limpia de nieve nos encaramamos a la misma y nos disponemos a almorzar. Son las doce menos diez.

Hacemos fotos mientras almorzamos y esperamos que las nieblas descubran un poco más arriba del Paso del Gato en la Munia pero en vano, y ya es algo que las nieblas no vengan por nosotros.

Quiere asomarse la Munia.

Almorzamos tranquilamente ya que a pesar de que el día está cubierto y es fresquillo aquí, no nos hemos mojado y a las doce y cuarto nos vamos para abajo ya que aquí con la nieve blanda que hay poco lucido se puede hacer.

En el Collado de las Puertas.

Rodeamos con el camino la Punta de las Puertas y cuando empezamos a bajar el espolón herboso, tomamos un nevero que nos baja en un santiamén hasta las proximidades del Barranco de Sobrestivo a una altitud de 2200 metros.
Pitón Sudoeste de Robiñera.

Atraveasamos el barranco por un puente de nieve y en dirección sudoeste ascendemos suavemente hasta alcanzar la loma sudeste de la Punta del Huerto.

Bajando el Collado de Pietramula.

El día esta medio decente por aquí abajo y vamos a echar una ojeada por los Puertos del Sobrestivo, una planicie herbácea de considerables proporciones, ahora abrasada y medio cubierta por las nieves todavía.

Tucarroya desde el Sobrestivo de la Estiva.

Queremos asomarnos  a Pineta pero no será fácil. Bajo nosotros se extiende un estrecho valle ocluido y alargado en el que se encuentra el Refugio de la Estiva, que se remata por el lado sudoeste con un crestón de calizas blancas tras las cuales asoma el pino negro de la ladera izquierda de Pineta. Es la Canal Fonda.

Robiñera desde la Estiva.

Contorneamos por el sur, siguiendo un camino de vacas, el Tozal de las Coronetas y en medio de los enormes bloques calizos del Collado de Pietramula nos paramos a comer un poco tentados por un sol engañoso. Estamos a 2150 metros de altitud.

Ibonciecho de Plana Fonda.

Contemplamos la cara oeste de Comodoto y los juegos de las marmotas en uno de sus neveros mientras comemos y nos proponemos volver por aquí para estirar la nariz hacia la zona de La Estiveta, aunque quizás sea desde Espierba.

Las Sobresplucas desde el Collado de Pietramula.

Luego proseguimos el descenso en dirección nordeste siguiendo las trazas del GR 11. que por nieve blanda nos coloca en el puente sobre el Barranco de Pietramula  y en el coche cuando son las tres y cuarto.

Charlamos un poco con el grupo que acaba de llegar y está comiendo, nos dirán que todavía han podido echar cuatro fotos, tres más pues que nosotros; y sin más, nos metemos en el coche, abrimos una cerveza, nos cambiamos de calzado y nos vamos pista arriba, un par de kilómetros, a estirar la nariz hacia las Minas de Liena.

La pista está con mucha piedra caída durante el invierno pero aparcamos junto a la cabaña  que está abierta y en malas condiciones. Luego andando nos subimos unos metros hasta las derruidas instalaciones mineras, comprobamos que la pista sigue hacia el este y nos volvemos al coche pues quiere gotear.

Hemos liquidado hoy, a la tonta, 1320 metros de desnivel y ya vale. Nos bajamos hasta Chisagües, a la carretera y tranquilamente a casa cuando son las siete de la tarde. Queremos instituir nuestra salida de Primavera aunque solamente sea a cambio de la del Pilar.

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