16 ene 2000

1-00. LAS ARROYERAS. 16-1-2000.

Arroyeras con la Pala de Ip de intrusa. 10-4-10.

Aparcamiento de Anayet, Barranco Culibillas, Rellano Lacustre de Anayet, Cara Norte y Arista Oeste. Descenso por el Tubo Norte.

16-01-00.

Salida 10 h. Llegad 14 h.

 Sol.

Fácil.

Raquetas de nieve.

Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Arroyeras procedente de Prames. Vía en amarillo.
El final de año 99 resulto atípico por culpa de la gripe, no nos despedimos ni del año ni del siglo marchando al monte. Terminamos las vacaciones con la sensación de que nos las habían robado.

            El  16 de Enero, no sabemos si subir a esquiar o marchar al monte pues el día se anuncia bueno a pesar de las terribles nevadas previstas para asolar al país.

            El sábado sale bueno y tras decidir que a pesar de que se espera poca gente en las estaciones de esquí, no vamos a subir a esquiar, ya que dicen que la nieve es poca y está de pena. Decidimos, por tanto, marchar al monte.

Con el sol ancho patalero y las prisas de quienes nos adelantan nos subimos hasta el Corral de las Mulas.

En el aparcamiento de Anayet hay pocos coches a las diez cuando llegamos nosotros. Nos ponemos las polainas, nos echamos las mochilas a la espalda y con las raquetas en la mano comenzamos a andar quince minutos después.

Barranco Culibillas.

Tras la silla de Anayet nos colocamos las raquetas e iniciamos el camino a 1700 metros de altitud  y en dirección sudoeste al encuentro del Barranco de Culivillas progresando primero por nieve pisada, para tomar a continuación una huella compartida por caminantes y esquiadores, que es la que vamos a llevar.

La mañana es espléndida y el sol nos acompaña cuando atravesamos el barranco y el camino se orienta hacia el oeste, valle arriba.

Delante de nosotros suben dos.

La nieve está estupenda y como hay huella hecha se debe ir mejor sin raquetas, pero por no cargar con ellas las llevamos puestas.

Unos pasos estrechos junto al barranco nos llevan, a continuación, a atravesarlo para proseguir ya por su orilla izquierda.

Frente a la Punta de la Garganta alcanzamos a la pareja. Se trata de un guía con su cliente que conoce a Javier Lafita.

El Cerrojo de Anayet. 10-4-10.

Les dejamos y proseguimos adelante juntándonos con  cuatro esquiadores que vienen desde el Portalet. Con ellos, pues llevamos ritmos parecidos, subimos el resalte final que nos deposita en la Cuenca Lacustre de Anayet sobre los 2200 metros de altitud.

La Norte de Arroyeras desde el Rellano de Anayet. 11-1-09.

Alcanzado el llano viramos suavemente y por nieve profunda hacia el sudoeste para ir al encuentro de la huella que transita claramente por la cara norte del Pico de las Arroyeras.

En una roca, cuando ya alcanzamos la huella que ha subido directamente desde debajo del último resalte por el corredor norte, paramos a dejar las raquetas y a comer unos dulces.

Rellano Lacustre de Anayet y Arroyeras. 10-4-10.

Los que suben delante, algo atrancados según parece, hacen huellas con esquís y andando. Me he dado cuenta de ello y lo vamos a aprovechar.

Mientras comemos los dulces un grupo de esquiadores que sube directamente desde abajo nos alcanza. Con ellos, aunque cada uno por su sitio, proseguimos para arriba al encuentro del collado al que ya han llegado los de delante.

La Oeste de Arroyeras desde el collado.

En el penúltimo resalte se les complican las cosas a los esquiadores y nosotros nos echamos para arriba. Cogemos algún tramo de nieve dura con poca huella pero alcanzamos fácilmente el Collado Norte de las Arroyeras situado a 2415 metros de altitud cuando son las doce y media.

Allí hay dos pares de esquís clavados y gente que sube la soleada y empinada pala orientada al sudoeste.

Unos pasos de hielo al abandonar el collado nos aconsejan poner los crampones: es el mejor lugar en el que jamás hayamos puesto los crampones: al sol, sin viento, de llano y con rocas que utilizamos de calzador; podemos hacerlo sentados. Bueno, recuerdo el día que nos los pusimos para pasar el Glaciar de la Cara Norte del Perdido en busca del Collado del Cilindro, pero ni hacía sol, ni las teníamos todas con nosotros en aquella ocasión.

Diez minutos más tarde, pasamos el tramo de hielo que ya no volverá a aparecer, y por cualquier parte nos subimos la empinada pala, que nada tiene que ver con la idea que teníamos del pico, y diez minutos después, tras subir alrededor de 150 metros de desnivel, alcanzamos la cima del Pico de las Arroyeras situado a 2573 metros de altitud cuando es la una menos diez.
Cima de Arroyeras.

Allí están los cuatro que han subido delante.

¡Buen trabajo! Les digo. Me contestan que porque a uno de ellos no se le pegaban las pieles de foca.

Otras veces ha sido al revés. La verdad es que ha resultado ser una cómoda subida de escaleras.

Escarra y Pala de Ip desde Arroyeras.

Rosa no quiere comer ya que prefiere hacerlo más abajo. Por tanto, echamos un trago de agua mientras charlamos y contemplamos la dilatada vista que nos ofrece el, todavía para nosotros, dudoso oeste; intercambiamos unas fotos y casi a la vez, quince minutos después, nos vamos para abajo.

El descenso a buen ritmo y por buena nieve nos lleva al collado. Con los crampones puestos, ni el hielo del collado ni la nieve dura de debajo en el inicio del corredor tienen historia.

            Alcanzamos el rellano en el que hay un   nutrido grupo de esquiadores y continuamos corredor abajo al encuentro de las raquetas.

            Nos quitamos los crampones y nos ponemos las raquetas al objeto de practicar, ya que creemos que, con la excepción  de la parte de corredor que vamos a bajar y que no hemos pisado todavía, iríamos mejor sin nada.

            Con las raquetas puestas continuamos bajando el corredor. Poco después nos adalantan los cuatro de arriba que se van por la ladera derecha del valle, mientras que nosotros continuamos de frente para abajo para acabar todo el corredor y alcanzar el valle principal y al sol que todavía da allí en una roca sobre la que nos sentamos para comer. Son las dos menos diez.

El Tubo Norte de Arroyeras desde el Barranco Culibillas. 10-4-10.

Comemos con cierta prisa para ganarle al sol en su declinación y veinte minutos después, tras habernos echado un buen trago de café con leche caliente del termo metálico que nos hemos regalado para reyes, continuamos para abajo.

Siguiendo aproximadamente el mismo camino que hemos llevado a la subida, ahora trilladísimo,  nos llegamos al cruce del barranco y poco después a la pista de esquí de Anayet, que, por cierto, sigue con una nieve polvo estupenda.

Barranco Culibillas desde Campo Troya. 13-4-06.

No hay colas en la cuatriplaza  cuando nos quitamos las raquetas al final de la nieve en el aparcamiento de Anayet.

Son las tres y media cuando llegamos al coche tras dar alguna vuelta que otra para encontrarlo.

Damos una vuelta por la zona de servicios y descanso de la estación contemplando la nueva pista de debutantes que han hecho y a las cuatro cogemos el coche y nos vamos poco a poco para abajo sin prisas.

El día sigue estupendo, ha sido un regalo del invierno al que nosotros le hemos añadido 900 metros de desnivel, con lo que hemos conseguido tener un día completo de montaña. No ha sido la ya acostumbrada despedida del 99 en la montaña, pero en cambio ha sido un estupendo comienzo del 2000

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