11 abr 1999

3-99. LOS IBONES DE ANAYET POR CANAL ROYA. 11-4-1999.

La Rinconada de Anayet por debajo del circo lacustre del mimo nombre desde Canal Roya. 23-2-08.

Aparcamiento de Canal Roya, Refugios del Barranco Canal Roya, Rinconada de Anayet y Circo Lacustre de Anayet.

11-04-1999.

Salida 11 h. Llegada 18 h.

Mixto.

Fácil.

Ascensión.

Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Anayet procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
 
            Terminan las vacaciones de Semana Santa, es 11 de Abril del 99 y hemos decidido según propuesta de mi chica subir la Canal Roya  y acercarnos hasta los Ibones de Anayet. Aunque a mi me pasa por la cabeza, con permiso de la nieve hacer el Diente de Anayet, aunque la hora no es lo más indicado, pues para ello echándonos a andar alrededor de las ocho de la mañana podría haber resultado una actividad impecable.

            Son las once de la mañana, una hora de pecado mortal, cuando aparcado el coche en el párking próximo a Rioseta nos echamos a andar pista adelante guiados por el plano de situación y las correspondientes balizas de la GR 11. Estamos a 1340 metros de altitud.

            La mañana es fresquilla. En Rioseta y en la Raca están las frías nieblas que no pueden traer otra cosa que nieve.

Merendero de Canal Roya. 6-8-11.
 
            Contorneamos La Raca para orientarnos en dirección nordeste y en suave ascenso pasamos la portera que está abierta, poco más arriba el campamento y la Fuente del cerezo con su cartel de 1460 metros.

 La pista está bastante bien y se prolonga algo así como unos 3 kilómetros. Nos da tiempo para recordar: fue el año 85 y en nuestra travesía de Canfranc a Ordesa cuando  recorrimos el camino por primera y única vez. En aquella ocasión nos sonó a largo y ya no habíamos vuelto. ¡Cuántos recuerdos nos vienen a la memoria! Y ¡cuántos detalles se nos han olvidado! No podemos recordar la incorporación al barranco y ni siquiera si había mucha o poca pista. Habrá que leer mis memorias de la montaña, ya que  se trata del primer escrito que guardo.

Sólamente recuerdo el final de la pista o camino, roto por el Barranco de Canal Roya, cuando pisamos el paraje, en el que hay un jeep del ejército aparcado. Luego continuando por camino trillado que transita la orilla derecha del mismo, enseguida alcanzamos el primer refugio al que acaba de llegar una pareja que caminaba delante de nosotros. Son las doce y estamos a 1560 metros de altitud.

 La Canal Roya desde Peña Blanca. 12-4-13.
 
La pareja se va hacia Las Negras y nosotros camino adelante al encuentro de los primeros neveros que bajan hasta el camino. Encontramos algunas huellas no demasiado viejas sobre la nieve que se encuentra bastante consistente pues ha entrado algo de viento en el valle, así que suavemente y en ascenso continuamos por la base de la ladera norte del valle, ya que hemos cruzado el barranco en las inmediaciones del primer refugio.

            Poco más adelante y en la orilla derecha del barranco, recostado en los ya verdes prados del solano, aparece el segundo refugio. Cuando nos encontramos al frente del mismo, la nieve ya es continua pues estamos sobre los 1700 metros de altitud.

Diente de Anayet desde el Ibón Pequeño de Anayet. 12-11-07.
 
La monotonía de la nieve nos lleva a recordar el lugar por el que abandonamos el camino del fondo del valle y nos incorporamos directamente sobre la cara norte de Las Negras al encuentro de los inexistentes Ibones Bajos de Anayet. Aquello sí que era ilusión. Ilusión y otras muchas cosas más. Ahora continuamos por una vía hecha sobre la nieve por un auténtico experto: un sabio de los que, de vez en cuando caminan por la montaña y puedes reconocer sus huellas.

Es ya la una de la tarde cuando avistamos la pared de la Rinconada de Anayet. Queda un buen trozo todavía. Así que, paso a paso, en medio del continuo manto blanco que rellena todo el fondo del circo y las paredes del mismo nos acercamos pasando bajo la cara nordeste del Diente de Anayet hacia la pared de la Rinconada. Quedarán cerca de 300 metros de desnivel y le anuncio a Rosa una hora.

En los Ibones de Anayet. 11-1-09.
 
Llegados a la pared la huella traza una travesía hacia nuestra  izquierda para pasar entre afloraciones rocasas. La nieve venteada se ha puesto algo dura por lo que hay que poner atención pues no llevamos los crampones. La travesía se continúa con un tramo directo bastante pendiente en el que hay trazada una buena huella. Unos metros más adelante viramos en travesía hacia el otro lado de la pared en busca de un rellano intermedio en el que se acumula nieve venteada.

 
 
Superada la parte más dura del resalte se soluciona el final con un par de corredores sucesivos en busca del camino más fácil que acabe con la pared y nos deposite en el borde superior del Cerrojo Lacustre de los Ibones de Anayet, en las proximidades del Diente. Son las dos de la tarde y estamos sobre los 2230 metros de altitud.

            El viento y el sol están en y por todo lo alto, así que, al abrigo de unas rocas nos paramos con la intención de comer un poco que ya es hora, pero eso solamente me lo parece a mí. Mi tiene unas prisas enormes por bajar la pared. Parece ser que le ha impresionado bastante. Así que no queda otro remedio que abreviar a tope y quince minutos después, dejando allá arriba a un grupo de franceses que gritan más que andan, iniciamos el descenso tras mi adiós al Diente de Anayet.

El descenso por la huella, fuera de la nueva vía que mi atrevida esposa quiere buscar, no tiene otra historia que el cuidado y la atención. El tramo más erguido de espaldas al valle y la travesía horizontal con la técnica requerida son un entretenimiento para cuarenta minutos escasos que nos sacan de la pared y nos depositan en una cabalgada sobre la nieve ya un poco más blanda.

Atrás quedan las nubes que, al fin, han llegado y que nos soplarán de espaldas para que bajemos un poco más aprisa si cabe.

La llegada a los refugios se hace larga, casi tan larga como la comida sobre el verde recién nacido en el solano de una manada de cerca de 200 sarrios.

En la pared oeste del refugio inferior, al abrigo del viento, paramos a comer. Son las cuatro y cuarto y Rosa ha llegado hambrienta tras 900 metros de desnivel . Bolisnea débilmente.

Media hora después reanudamos nuestro descenso atravesando el barranco alcanzando enseguida la pista.
 
 
Parte Bajade la Canal Roya desde el Pico Canal Roya. 19-3-09.
 
A buen paso deshacemos la misma, echamos una ojeada al campamente que por cierto tiene sus instalaciones en muy buenas condiciones y nos llegamos al coche. Son las cinco y media de una tarde que por arriba se está encerrando bastante.

No hay circulación a pesar de ser domingo pues ha terminada prácticamente la campaña de esquí por este año. Cuando subíamos por la mañana se podían ver a la llegada del arrastre largo de Astún, el inicio del descenso de la pista por oscuros esquiadores que se recortaban al blanquecino cielo.

Paramos en Jaca para ver si nuestro primo Tomás nos ha conseguido una anunciada reseña sobre el Atlas y enseguida a casa. Tenemos que recoger a nuestra hija que vuelve del campus de Vilanova.

3 abr 1999

2-99. EL PICO DE LAS ESCUELAS O ESCUELLAS. 3-4-1999.

Pico de las Escuellas desde la Arista Oeste de Piniecho. 2-9-06.

Pista de la Ripera, Barranco de la Ulot, Arista Nor-noroeste, Faldeo Cara Norte y Arista Norte. Descenso por el Collado de Yenefrito.

03-04-1999.

Salida 09 h. Llegada 16 h.

Mixto.

Bastante fácil.

Ascensión.

Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Escuellas procedentre de Iberpix. Vía en amarillo.
 
            Estábamos a punto de marchar con la caravana para disfrutar de las vacaciones de Semana Santa 99. Iban a ser cuatro días solamente pues Biola se había apuntado a un campus cuando me dice mamá por teléfono que se había roto un brazo al caerse de una escalera.

 No me lo tomé mal. Despedí tranquilamente nuestras previstas vacaciones por los alrededores de Olot y luego…

El sábado día 3 de Abril, con un buen tiempo anunciado como últimamente no se recordaba ya en la Semana Santa, decidimos ir al Pico de Las Escuelas, a ése que oí por primera vez en boca de Diego Alfonso Muñoz Cobo Vacas, el que me vendió la moto; y que luego, por casualidad, tantas y tantas veces vería en el portarretratos sobre mi mesa  de despacho como fondo de aquella preciosa fotografía que sobre un maravilloso y amarillo prado de diente de león florido, tomada en la primavera del 94 cuando volvíamos de nuestro fallido intento de llegar al Ibón de Catieras con Biola debido a la crisis respiratoria que le sorprendió en el Collado de Yenefrito.

Luminoso Pico de las Escuellas desde la Pista de la Ripera. 2-1-10.
 
Aquella mole inmensa colocada en mitad de la Ripera me había subyugado poderosamente, pero no sé por qué razón todavía no lo habíamos subido, quizás sería porque el Pirineo es tan grande y nosotros somos tan limitados que no habíamos dado de sí suficiente para eso.

A las ocho y cinco salimos de casa y tras comprar pan tierno nos vamos hasta el aparcamiento de al Ripera. Aparcamos allí, nos calzamos las botas y con las mochilas al hombro pasamos la cadena y nos vamos pista para arriba en dirección este. Son las nueve menos cuarto.

La pista que hemos recorrido repetidamente arranca a 1200 metros de altitud y a la chita callando en poco más de 4 kilómetros asciende 300 metros y se sitúa a 1500 metros cuando la pista confluye con el Barranco de Piniecho. La mañana está arañada y estupenda para caminar.

Un poco más de nieve en la Oeste de las Escuellas. 20-1-07.
 
Una hora después abandonamos la pista y  nos vamos por las escorrentías de la Costera de Yenefrito para ganar altura y progresar en dirección sudeste lo más próximo a la arista ya que es la zona más limpia de nieve a estas alturas de la temporada.

Se trata de una zona de pradera muy erguida, de la que se acaba de marchar la nieve. Sacamos los piolets para emplearlos de apoyo, ya que la pendiente es considerable y comenzamos a caminar entre neveros.

Con la Arista Oeste de las Escuellas.
 
Poco más arriba alcanzamos el vallado de protección, eso que parecía una huella en los neveros superiores, y por la parte de fuera seguimos progresando, ya que por allí hay más tramos sin nieve.

Enredado en los alambres de la valla encontramos parte de la cabeza de un rebeco totalmente comida por los buitres. Tiene dos preciosos cuernos enroscados inimaginablemente en los alambres, que es lo que ha permitido que estuviera allí. Me cuesta un rato soltarla y me la echo a la mochila.

Tras un breve rellano, la pendiente se acentúa para afrontar el primer resalte. Nosotros tenemos que meternos en la nieve que está buena  siempre y cuando haya suficiente, ya que en otro caso se trata de hielo de transformación y con esta pendiente se trabaja muy mal.

Faldeo en la Noroeste de las Escuellas hacia la Norte. 3-10-10.
 
Paramos a almorzar en una zona limpia de nieve pues suponemos que a partir de allí pocos lugares habrá tan adecuados. Son las once de la mañana y estaremos sobre los 2000 metros de altitud.

 Decidimos después de pruebas meternos de lleno en la nieve abandonando las zonas que considerábamos mejores para subir limpias de nieve y enseguida alcanzamos el primer resalte con una pequeña sorpresa ya esperada: por la arista no se puede continuar pues hay un segundo resalte mixto muy complicado seguido del paredón somital y hay que perder altura además de meterse  en la nieve. Algo de esto ya imaginaba pero...

Descendemos unos metros sobre pedrera y nos incorporamos a la nieve que está buena pero profunda con la intención de, en suave descenso, trazar una travesía hacia el este atravesando una buena parte del amplio y perfectamente innivado corredor norte, perder la mínima altura e incorporarnos lo más arriba posible en el corredor cuando ya se estrangula.

Zona Inferior del Corredor Somital de Peña Escuellas. 3-10-10.
 
El asunto sale económico y nos deja en el estrecho corredor. Son 30 empinados metros los que nos depositan en una comba de nieve a la que le están llegando las nieblas. La mañana, que estaba mediana y peor por los alrededores, también aquí se ha ido estropeando y la nubosidad ha ido tomando consistencia terminando por echársenos encima. No llegaremos, le digo a mi chica pues la cima alargada y defendida por paredones está casada con la niebla, suerte que para bajar no hay problemas.

Se hace pesado abrir huella tantos ratos con nieve tan blanda y profunda pero voy bien. La comba de nieve se alarga y se empina. La niebla nos envuelve y nos regala unas finas gotas que no molestan. En dirección sudeste nos vamos en busca de una cita perfectamente colocada en la parte superior de un corredor de salida de la comba de nieve.

El final está muy erguido y nos conduce a la parte superior de un pequeño dorso que en dirección sudeste confluye poco más arriba con la arista norte del pico. Nosotros lo atravesamos en diagonal dirigiéndonos de frente hacia la base del corredor somital por el que suponemos poder acceder a la cima.

Placas en la parte alta del corredor. 3-10-10.
 
Estamos cerca y bien se nos vale, pues la nieve se hace más profunda, y más que se hará en el corredor que tendrá unos 50 metros. Lo intentamos junto a las rocas de nuestra izquierda tras desistir de incorporarnos a las mismas. La nieve es tan profunda que a veces hago huella sobre la misma huella. Progresamos  luego por el centro a cuatro patas con todo lo que tenemos.

Intentamos salir por nuestra derecha pero se trata de un tramo corto pero muy erguido de roca lisa según canta el piolet y desistimos por miedo a bajar envueltos en nieve corredor abajo.

Desde debajo del ollado de Yenefrito. 28-12-06.
 
Por tanto, nos vamos a nuestra izquierda para alcanzar la arista y el terreno mixto y complicado para más señas: hay poca nieve, algo de hielo, rocas sueltas y roca buena con las presas rellenas, un panorama francamente delicado. Solamente tiene dos aspectos favorables: uno que es corto y el otro, que si nos caemos tenemos dos buenos corredores para bajar.

Espléndida imagen de Escuellas desde Espelunz.5-9-08.
 
Superamos el primer tramo delicado y a continuación subo un bloque inclinado con piedras grandes y sueltas que puede ser bastante complicado para la bajada pues los apoyos de los pies tienen hielo. Rosa dice que se queda y yo no insisto estamos, según calculo a 20 ó 30 metros de la cima, y así es.
 
Visto y no visto. La cima casi ni la toco. En otras condiciones hubiéramos ido de punta a punta y hubiéramos contemplado un paisaje, hoy inexistente.

 Escuellas desde la Norte de Tendeñera. 20-7-07.
 
Estamos en la cima del Pico de Las Escuelas a 2507 metros de altitud. Es la una. Las nieblas nos han dejado llegar  y poco más. Me despido de la cornisa somital  y con todos los cuidados del mundo y uno más me voy para abajo al encuentro de Rosa que se ha ido unos metros para abajo apartándose, un poco si cabe, del riesgo de ser arrastrada por algún bloque suelto del paso clave.

Punta Escuellas desde la Norte de Peña Escuellas. 3-10-10.
 
Luego ya juntos bajamos con cuidado y atención los últimos metros de arista y  nos metemos en el corredor y ya en la gloria: bajamos a todo trapo el corredor somital pues ni siquiera tenemos miedo a bajar envueltos en nieve. Puede ser que haya sido el corredor más empinado y que mejor hemos bajado en nuestra ya crecida experiencia montañera. De la misma tacada bajamos el segundo corredor pero al llegar a la zona de la travesía de subida nos vamos deferente para abajo en dirección al Refugio de Yenefrito y al collado.

 La Norte de EDscuellas desde el Contrafuerte Oeste de Ferreras. 5-9-08.
 
Nos alargamos por los neveros cuanto podemos y en las proximidades de Collado de Yenefrito alcanzamos la pradera alpina recién salida de la nieve del invierno. Son las dos de la tarde y estamos a 1800 metros.

 
Hemos bajado como motos y poco más abajo al abrigo de unas piedras bajo la peña extraplomada que llaman el Dedo de Yenefrito, pues el día está regularcillo nos paramos a comer un poco.

La Sudeste de Escuellas al sol de la tarde. 7-12-11.
 
Media hora después reaunudamos el descenso y en poco más de quince minutos alcanzamos la pista que desandamos admirando los preciosos prados junto a la misma y el maravilloso paisaje que se contempla desde cualquiera de ellos.

Tranquilamente en una hora de camino nos ponemos en el coche cuando van a ser las cuatro, algo antes de lo que calculábamos: han sido 1325 metros subidos, el ascenso ha sido un poco más largo de lo calculado pero en cambio el descenso ha resultado compensador. Ya sabíamos que el tema podía resultar peleón

La Oeste de Escuellas. 1-10-10.
 
Paramos en el Poblado de Bubal para echar una ojeada y un café con leche y a las cinco menos cuarto, sin apenas circulación, en casa.